EL LEON Y EL CABALLO.
El caballo se había escapado de su establo y galopeaba
libremente por el campo. De repente, se encontró con el león. El caballo nunca
había visto un animal semejante. Al león le pasaba lo mismo, pues el hombre
casi nunca lleva al caballo al territorio del rey de los animales. El león se
detuvo cuando vio al caballo y le pregunto quién era.
¡Qué
atrevimiento! – Rugió contrariado el
león – Yo soy el rey de los animales.
¡Pues no! Relincho el caballo. Soy yo, pues soy el más
fuerte.
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Yo también aseguro el león, que a veces decía
fanfarronadas.
El león levanto una de sus patas delanteras, preparó
sus músculos y golpeó la piedra con todas sus fuerzas. No brotó una sola
chispa. Ensayó varias veces, en vano.
Mira lo que voy a hacer- relincho entonces el caballo. Se volvió de espaldas a la roca y comenzó a darle choques. Sus cascos herrados golpearon la dura superficie y saltaron mil chispas. Esto impresiono muchísimo al león, el cual creyó haber presenciado un verdadero prodigio. Pensó que en realidad el no tenía la talla para enfrentarse con el caballo y rápidamente emprendió la fuga.